Vicenç Fisas, Director de la Escola de Cultura de Pau, Universitat Autònoma de Barcelona.
Son muchas las preguntas que surgen tras el histórico acuerdo que en materia de justicia suscribieron el Gobierno y las Farc el 23 de septiembre. Dudas como si realmente lo pactado se ajusta a la jurisprudencia internacional, si es cierto que habrá paz sin impunidad, como reiteró el presidente Juan Manuel Santos.
El español Vicenç Fisas, director de la Escuela de Cultura y Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona, y autoridad mundial en análisis de conflictos y procesos de paz, aclaró algunos de estos interrogantes.
El catedrático, doctor en estudios de paz de la Universidad de Bradford y editor del Manual de procesos de paz, aseguró desde Barcelona que el acuerdo que se acaba de anunciar en La Habana sienta un precedente: es el primero en el mundo que especifica medidas de justicia restaurativa.
¿Qué piensa del acuerdo al que llegaron en materia de justicia el gobierno de Colombia y las Farc, denominado “Sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición”?
Me parece un acuerdo muy positivo, inclusivo, equilibrado y novedoso. Va a sentar un precedente en relación a los futuros acuerdos de paz que se hagan en el mundo, en los que ha predominado la amnistía, sin más consideraciones, a pesar de que en muchos textos quedaba excluida la amnistía por delitos atroces como genocidio. A la hora de la verdad, sin embargo, nadie pagaba cárcel ni tenía que asumir alternativas no penales. Es importante que el acuerdo haga referencia también a los agentes del Estado, y no sólo a la guerrilla.
¿Qué análisis hace de la creación de esa jurisdicción especial para la paz, con salas de justicia y un tribunal para la paz?
Ahí pueden salir problemas de última hora, ya que los tribunales pueden interpretar el acuerdo político con diversos niveles de severidad. Saber quién está diciendo toda la verdad y tiene toda la voluntad de reparación siempre será un ejercicio con mucha subjetividad. Mi deseo es que funcionen bien y sepan interpretar el significado y la voluntad implícita en el acuerdo hecho público el miércoles.
Ahora, el acuerdo habla de otorgar amnistía a los delitos políticos y conexos: ¿cómo precisar esos delitos?
Simplemente no añadiendo responsabilidad a los guerrilleros de base y a los soldados, que, por obedecer órdenes, no se han significado de forma personal y especial en actos de sevicia añadida. También beneficiará a los miembros de las Farc que están presos o perseguidos y no están acusados de delitos de lesa humanidad o crímenes de guerra. Por lo demás, todo el mundo estará obligado a decir la verdad, algo que me parece fundamental por respeto a las víctimas.
En otro aparte, el acuerdo señala que los delitos de lesa humanidad, crímenes de guerra y genocidio no serán amnistiados ni indultados. ¿Esto cumple con las exigencias internacionales en materia de justicia?
Como he dicho anteriormente, una cosa han sido las leyes y otra su aplicación en el conjunto de acuerdos de paz existentes en el mundo. En el caso de Colombia se ha buscado un buen equilibrio y se ha optado por aplicar una justicia restaurativa para estos casos. Si se dice la verdad, no se va a la cárcel; pero las personas afectadas estarán obligadas a realizar unas tareas comunitarias durante un período de años. Me parece justo, aunque habrá que organizarlo muy bien y con garantías de seguridad para esas personas.
El acuerdo también establece penas de cinco y ocho años de restricción efectiva de la libertad, en condiciones especiales. ¿Hay antecedentes en otros procesos del mundo de que se haya hecho así?
No. Este acuerdo es el primero que especifica medidas de justicia restaurativa. Sentará un precedente muy interesante. Mi deseo es que las personas afectadas puedan contribuir a poner en marcha una parte de los temas ya acordados, especialmente el de desarrollo agrícola y sustitución de cultivos ilícitos. Hay que procurar que, durante este tiempo de restricciones, la gente haga tareas constructivas y sirva al país. Tenemos demasiados ejemplos de acuerdos de paz que luego no se implementan. Ahí veo una oportunidad para convertirlos en realidad.
Esta justicia sería aplicada a todos los actores armados que hayan participado en el conflicto: guerrilla, agentes del Estado y particulares. ¿Qué piensa al respecto?
Es fundamental. Sería un error histórico culpar de todos los males a la guerrilla cuando los derechos humanos también han sido pisoteados, y de forma muy grave y persistente, por otros actores y con la connivencia del Estado. Este acuerdo y sus mecanismos deben incumbir a todas aquellas personas e instituciones que manejaron un amplio abanico de violencias.
Hay que señalar que el acuerdo es benévolo con quienes reconozcan sus responsabilidades en graves delitos, y no con quienes se nieguen a colaborar con la justicia…
Me parece lo más adecuado. Quien quiera esconder sus delitos y sea descubierto, que pague con cárcel. La verdad es lo que tiene que prevalecer, pues sin ella jamás se podrá obtener el perdón de las víctimas y trasladaremos el dolor y el odio a futuras generaciones. Hay que romper este círculo infernal, para que en el horizonte aparezca el camino de la reconciliación.
¿Puede decirse que habrá paz sin impunidad?
La paz siempre tiene un precio, aunque a algunas personas no les guste oír eso. Y ese precio es la magnanimidad en la aplicación de la justicia cuando hay verdad, voluntad de reparación y no repetición, y la voluntad de pedir perdón por los delitos cometidos.
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El español Vicenç Fisas, director de la Escuela de Cultura y Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona, y autoridad mundial en análisis de conflictos y procesos de paz, aclaró algunos de estos interrogantes.
El catedrático, doctor en estudios de paz de la Universidad de Bradford y editor del Manual de procesos de paz, aseguró desde Barcelona que el acuerdo que se acaba de anunciar en La Habana sienta un precedente: es el primero en el mundo que especifica medidas de justicia restaurativa.
¿Qué piensa del acuerdo al que llegaron en materia de justicia el gobierno de Colombia y las Farc, denominado “Sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición”?
Me parece un acuerdo muy positivo, inclusivo, equilibrado y novedoso. Va a sentar un precedente en relación a los futuros acuerdos de paz que se hagan en el mundo, en los que ha predominado la amnistía, sin más consideraciones, a pesar de que en muchos textos quedaba excluida la amnistía por delitos atroces como genocidio. A la hora de la verdad, sin embargo, nadie pagaba cárcel ni tenía que asumir alternativas no penales. Es importante que el acuerdo haga referencia también a los agentes del Estado, y no sólo a la guerrilla.
¿Qué análisis hace de la creación de esa jurisdicción especial para la paz, con salas de justicia y un tribunal para la paz?
Ahí pueden salir problemas de última hora, ya que los tribunales pueden interpretar el acuerdo político con diversos niveles de severidad. Saber quién está diciendo toda la verdad y tiene toda la voluntad de reparación siempre será un ejercicio con mucha subjetividad. Mi deseo es que funcionen bien y sepan interpretar el significado y la voluntad implícita en el acuerdo hecho público el miércoles.
Ahora, el acuerdo habla de otorgar amnistía a los delitos políticos y conexos: ¿cómo precisar esos delitos?
Simplemente no añadiendo responsabilidad a los guerrilleros de base y a los soldados, que, por obedecer órdenes, no se han significado de forma personal y especial en actos de sevicia añadida. También beneficiará a los miembros de las Farc que están presos o perseguidos y no están acusados de delitos de lesa humanidad o crímenes de guerra. Por lo demás, todo el mundo estará obligado a decir la verdad, algo que me parece fundamental por respeto a las víctimas.
En otro aparte, el acuerdo señala que los delitos de lesa humanidad, crímenes de guerra y genocidio no serán amnistiados ni indultados. ¿Esto cumple con las exigencias internacionales en materia de justicia?
Como he dicho anteriormente, una cosa han sido las leyes y otra su aplicación en el conjunto de acuerdos de paz existentes en el mundo. En el caso de Colombia se ha buscado un buen equilibrio y se ha optado por aplicar una justicia restaurativa para estos casos. Si se dice la verdad, no se va a la cárcel; pero las personas afectadas estarán obligadas a realizar unas tareas comunitarias durante un período de años. Me parece justo, aunque habrá que organizarlo muy bien y con garantías de seguridad para esas personas.
El acuerdo también establece penas de cinco y ocho años de restricción efectiva de la libertad, en condiciones especiales. ¿Hay antecedentes en otros procesos del mundo de que se haya hecho así?
No. Este acuerdo es el primero que especifica medidas de justicia restaurativa. Sentará un precedente muy interesante. Mi deseo es que las personas afectadas puedan contribuir a poner en marcha una parte de los temas ya acordados, especialmente el de desarrollo agrícola y sustitución de cultivos ilícitos. Hay que procurar que, durante este tiempo de restricciones, la gente haga tareas constructivas y sirva al país. Tenemos demasiados ejemplos de acuerdos de paz que luego no se implementan. Ahí veo una oportunidad para convertirlos en realidad.
Esta justicia sería aplicada a todos los actores armados que hayan participado en el conflicto: guerrilla, agentes del Estado y particulares. ¿Qué piensa al respecto?
Es fundamental. Sería un error histórico culpar de todos los males a la guerrilla cuando los derechos humanos también han sido pisoteados, y de forma muy grave y persistente, por otros actores y con la connivencia del Estado. Este acuerdo y sus mecanismos deben incumbir a todas aquellas personas e instituciones que manejaron un amplio abanico de violencias.
Hay que señalar que el acuerdo es benévolo con quienes reconozcan sus responsabilidades en graves delitos, y no con quienes se nieguen a colaborar con la justicia…
Me parece lo más adecuado. Quien quiera esconder sus delitos y sea descubierto, que pague con cárcel. La verdad es lo que tiene que prevalecer, pues sin ella jamás se podrá obtener el perdón de las víctimas y trasladaremos el dolor y el odio a futuras generaciones. Hay que romper este círculo infernal, para que en el horizonte aparezca el camino de la reconciliación.
¿Puede decirse que habrá paz sin impunidad?
La paz siempre tiene un precio, aunque a algunas personas no les guste oír eso. Y ese precio es la magnanimidad en la aplicación de la justicia cuando hay verdad, voluntad de reparación y no repetición, y la voluntad de pedir perdón por los delitos cometidos.
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