SUDÁN DEL SUR: Se reinician los combates a pesar de la firma de un acuerdo de paz y a la espera de la llegada de la fuerza de interposición de la IGAD
El presidente Salva Kiir y su antiguo vicepresidente y líder de la rebelión SPLM/A-in-Opposition, Riek Machar, alcanzan un nuevo acuerdo de paz el 9 de mayo que les compromete a establecer un cese de hostilidades, a crear un gobierno de transición y a organizar futuras elecciones. Las masacres perpetradas a finales de abril desencadenaron una nueva oleada de presiones internacionales para detener la situación. La firma del acuerdo, alcanzado en Addis Abeba, ha contado con la facilitación del primer ministro etíope Hailemariam Desalegn, que ejerce como presidente de turno de la organización regional IGAD, y la mediación de un equipo de la IGAD liderado por su enviado especial para las conversaciones de paz, Seyoum Mesfin, que a la vez es ex ministro de Exteriores etíope. Según Mesfin, el acuerdo prevé la apertura de corredores humanitarios y la cooperación con las agencias humanitarias y de la ONU con el objetivo de facilitar el acceso a la ayuda humanitaria. La próxima ronda del proceso de negociación tendrá lugar el 4 de junio. El jefe del Estado Mayor ugandés, Katumba Wamala, ha declarado que el alto el fuego no será respetado a menos que no se establezca una fuerza de interposición regional de la IGAD, que según algunas fuentes, se desplegará antes de finales de junio. En este sentido, los combates se han retomado días después, y ambas partes se han acusado de haber sido las responsables de la ruptura del alto el fuego. Uganda, que apoya al Gobierno sursudanés, ha señalado que podría retirarse del conflicto una vez que la fuerza regional esté presente en el terreno. Por su parte, la rebelión ha rechazado que sea la misión de la ONU en el país, UNMISS, la que deba proteger las instalaciones petrolíferas, a pesar de la adopción de forma unánime de la resolución 2155 del Consejo de Seguridad de la ONU, que incluía este aspecto. El SPLM/A-in-Opposition señaló que la vigilancia de las explotaciones petrolíferas por parte de la ONU la convertiría en cómplice en el conflicto, ya que el Gobierno de Salva Kiir utiliza los beneficios derivados de la explotación para sufragar el apoyo de Uganda, del grupo armado darfurí JEM y del SPLM/N, a quienes ha exigido su retirada. Alrededor de 1,2 millones de personas aproximadamente se han desplazado desde el inicio del conflicto en diciembre, decenas de miles de personas han muerto como consecuencia de los enfrentamientos y las agencias humanitarias no pueden acceder a la población debido a la inseguridad y la violencia indiscriminada. (Jeune Afrique, 09, 10, 15, 16, 20, 21/05/14; Sudan Tribune, 28, 29/05/14)