COLOMBIA: Nuevos compromisos en las negociaciones con las FARC
En febrero se reanudaron las negociaciones en La Habana, la ronda 32, con la discusión sobre el modelo de verdad, justicia y reparación a las víctimas que debería aplicarse. Hubo una centralidad en la discusión sobre la violencia de género y la vulneración de los derechos de las mujeres. Las FARC reiteraron su compromiso de abandonar la actividad armada y transformarse en partido político, si el Gobierno cumplía con las reformas y garantías solicitadas. El presidente Santos dio instrucciones para empezar a discutir los puntos relacionados con el “desescalonamiento” del conflicto, aunque ya era una realidad la notable disminución del número de víctimas como resultado de los enfrentamientos, que ambos bandos procuraban evitar. Tanto el Gobierno como las FARC hicieron manifestaciones favorables a comprometerse con el desminado, incluso realizando actuaciones conjuntas antes de finalizar las negociaciones. En paralelo, el general Javier Flórez y el coronel Vicente Sarmiento (los principales miembros del Comando Estratégico de Transición), por el Gobierno, y los jefes guerrilleros “Joaquín Gómez” y “Carlos Lozada” (responsables del llamado Comando Guerrillero para la Normalización), comenzaron a definir las reglas de juego de la Subcomisión de Dejación de Armas e Incorporación a la vida civil, que incluye temas como el cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo, la dejación de armas y la reincorporación del movimiento guerrillero a la vida civil. A mediados de febrero, la Comisión Histórica del Conflicto Armado y sus Víctimas, compuesta por doce académicos, abrió el debate sobre las causas del conflicto armado en el país. Los historiadores no llegaron a un consenso, después de cinco meses de trabajo, que finalizó con un informe de más de 800 páginas. Todos los autores coincidieron, sin embargo, que la agenda de La Habana era la adecuada para enfrentar los problemas del país. También coincidieron en que la responsabilidad de la guerra era compartida por las FARC, el Estado y los paramilitares, aunque mantuvieron profundas discrepancias sobre la legitimidad de la lucha armada iniciada por los insurgentes. También fue importante, al finalizar la ronda 32, el anuncio de las FARC de no incorporar, en adelante, menores de 17 años a las filas guerrilleras. Según el Gobierno, unos 2.500 menores habían abandonado las filas de las FARC en los últimos 13 años. El Gobierno de EEUU, por su parte, nombró a un veterano diplomático, Bernard Bernie Aronson, como su delegado para seguir el proceso de paz con las FARC, sin ninguna función ejecutiva. El nombramiento fue celebrado por todos los sectores, incluidas las FARC, que lo interpretaron como un apoyo explícito al desarrollo de las negociaciones. Aronson había ocupado el cargo de subsecretario de Estado para América Latina y tuvo experiencia en los procesos de paz de El Salvador y Nicaragua. Aronson tenía previsto viajar a Cuba, para entrevistarse con las dos delegaciones negociadoras, por separado. Días antes, el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, visitó Cuba para impulsar el proceso de paz. (El Tiempo y El Espectador, 1-28/02/15)