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FILIPINAS: EL Gobierno da por finalizada la operación contra el grupo Maute en Marawi, que ha provocado la muerte de más de 1.100 personas
El Gobierno de Filipinas da por finalizada la operación militar en Marawi, que duró alrededor de cinco meses y en la que como mínimo murieron 920 combatientes del denominado grupo Maute, 165 policías o militares y 45 civiles. Entre los combatientes abatidos se hallaban los dos líderes y fundadores del grupo Maute (Omar y Abdullah Maute), así como Isnilon Hapilon, líder histórico de Abu Sayyaf considerado por algunas fuentes como el principal responsable de ISIS en la región, y una de las personas por las que EEUU ofrecía una mayor recompensa. Además, en el transcurso de esta campaña, cientos de miles de personas tuvieron que desplazarse de manera forzosa, miles de casas de Marawi fueron dañadas y unos 1780 rehenes (algunos utilizados como escudos humanos) fueron liberados. Algunos medios de comunicación sostienen que se trata de uno de los peores episodios bélicos que ha vivido el país desde el fin de la segunda guerra mundial. Países como EEUU o Australia reconocieron haber apoyado a las Fuerzas Armadas filipinas con equipamiento miliar, labores de inteligencia y el despliegue de drones o aviones de reconocimiento. A finales de mayo, el Gobierno decretó la ley marcial y el Ejército desplegó miles de efectivos en la ciudad de Marawi después de que, coincidiendo con una reunión de ASEAN, cientos de combatientes que portaban banderas negras semejantes a las suele utilizar ISIS, tomaron el centro de la ciudad, destruyeron varios edificios, tomaron rehenes, liberaron algunos prisioneros y llevaron a cabo actos de pillaje en iglesias católicas y comercios. Por otra parte, algunas voces, como el grupo Suara Bangsamoro, instaron a que se abra una investigación sobre el rol de las Fuerzas Armadas en las numerosas violaciones de derechos humanos que se cometieron en Marawi desde el mes de mayo. A pesar de que el propio presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, dió dado por finalizada la operación militar, las Fuerzas Armadas permanecen en estado de alerta por la posibilidad de represalias por parte de algunos grupos armados, como Abu Sayyaf o el grupo Maute. Además, permanecen con vida algunos combatientes foráneos que en los últimos tiempos han llevado a cabo actividades de formación, como Amin Baco (Malasia) o Qayyim (Indonesia). Por otra parte, algunas voces advierten sobre el riesgo de radicalización y expansión del extremismo violento en la región si el Gobierno no va más allá de su enfoque estrictamente militarista para resolver el conflicto, como el inicio de un diálogo exploratorio con algunos de los grupos de la región, la puesta en marcha de proyectos de desarrollo o el inicio inmediato de la reconstrucción de Marawi, que según algunas fuentes podría rondar los 1.000 millones de dólares. En este sentido, algunos medios de comunicación han advertido que la virulencia de los enfrentamientos durante estos últimos cinco meses pone de relieve la posibilidad de que ISIS, y más teniendo en cuenta los reveses militares de los últimos meses en su bastión tradicional de Siria e Iraq, intente reforzar su presencia en el Sudeste asiático. (al-Jazeera e Inquirer, 16/10/17; Rappler, 19/10/17; CNN, 17/10/17; CBS News, 23/10/17)