Vicenç Fisas, Director de la Escuela de Cultura de Paz, Universidad Autónoma de Barcelona.
Publicado en El País.com
El debate que ha tenido la izquierda abertzale en los últimos meses, ya concluso, no debería ser tema tabú para nadie, y menos para quienes sienten preocupación por el llamado problema vasco. Guste o no, la izquierda aberzale es una realidad en el País Vasco, y lo que piense y haga es importante. Ningunear sus conclusiones, como las que acaba de terminar, no nos lleva a ninguna parte, y en cambio, nos aleja del camino de reflexionar conjuntamente sobre una salida definitiva de la violencia en este escenario. Porque de eso se trata precisamente, de ver cómo finaliza una etapa de confrontación y se abre otra de ausencia total de violencia. En este sentido, me parece indispensable calibrar el significado inequívoco de la apuesta de la izquierda abertzale, cuando señala que el proceso democrático que propugna ha de ser por vías exclusivamente políticas, “en ausencia total de violencia y sin ingerencias, regiéndose el diálogo y la negociación entre las fuerzas políticas por los principios del Senador Mitchell”, esto es, que nadie podrá utilizar la violencia o amenazar con su uso para influir en el curso de las negociaciones multipartitos. Deduzco de esta afirmación que, en ausencia de violencia significa también, en ausencia de ETA, y me parece difícil sostener lo contrario. Y si la izquierda abertzale está apostándole por un escenario donde ETA ha dejado de existir, es lógico preguntarse cual ha de ser el paso inevitable para que esto sea una realidad. Y me parece que sólo existe uno, a saber, que ETA se autodisuelve, por iniciativa propia, para dar paso a lo que la izquierda abertzale llama “el proceso democrático”, un proyecto en el que se jugaría en igualdad de condiciones con el resto de formaciones políticas. Se trata, en definitiva, de una salida mediante un intercambio: ETA desaparece a cambio de que la izquierda abertzale tenga juego político institucional. De hecho, en el documento que acaban de aprobar, eso se cita de forma diáfana cuando afirman que “en el futuro la izquierda abertzale debería disponer de una formación política legal para la intervención político-institucional”. No es sólo un deseo, es la fórmula de la salida del túnel. Y que sea una salida demasiado fácil no debería restarle trascendencia. Ahí está.
jumpers