Vicenç Fisas, Director de la Escola de Cultura de Pau, Universitat Autònoma de Barcelona.
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El proceso de paz entre Farc y Gobierno tiene posibilidades ciertas de terminar con éxito, asegura el investigador, autoridad mundial en el tema.
Las Farc de ahora son más realistas pero deben de abandonar sus aspiraciones «maximalistas» en la mesa de diálogo. Es lo que dice Vicenç Fisas, director de la Escuela de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona, y una de las autoriades mundiales para hablar sobre los procesos de paz en el planeta.
El catedrático, quien escribió el famoso Manual de procesos de paz (¡Alto al fuego…), desde Barcelona habló con este diario e indicó que al proceso entre Gobierno y Farc le hace falta flexibilidad para que no se estanque.
Recientemente analizó cómo de 93 guerras en el mundo desde 1970, 38 terminaron por un proceso de paz, ¿alguno de esos procesos es referente para los diálogos Gobierno-Farc?
«No creo que haya un proceso con muchas similitudes. Por una parte, en Colombia hay unos precedentes de negociaciones con las Farc que se interrumpieron durante 10 años. La experiencia del Caguán, y luego ha habido un período en el que las Farc se han debilitado. El cambio de liderazgo de las Farc, con ‘Alfonso Cano’, ha abierto las puertas a nuevas posibilidades de diálogo, que se reforzaron con ‘Timochenko’. Esta historia de negociación no se puede comparar. Colombia tiene un proceso propio».
¿Cómo analiza la forma en que se está adelantando el proceso de diálogos exploratorios, un acuerdo para la terminación del conflicto y la segunda fase de ahora?
«Es muy importante que hayan estado en un período de seis meses explorando las posibilidades y discutiendo una agenda de cinco puntos. Es mejor así que empezar de cero. Esto significa que las partes tienen que sujetarse al guión establecido de los cinco puntos».
Pero el país pide agilidad…
«En cuanto al ritmo, ambas partes se han dado cuenta de que tienen que acelerar los diálogos. El tema agrario, uno de los más complejos, en un período de dos meses tendría que estar decidido y esto permitiría tener una agenda de conversaciones que, al finalizar el año, estaría bastante completa o bien finalizada de la agenda de los cinco puntos».
¿Qué necesita este proceso para que no se estanque?
«Tiene que haber mucha flexibilidad. Las Farc deben abandonar posiciones maximalistas para entender qué cambios en las estructuras socioeconómicas deben hacerse en el parlamento y no en una mesa de negociación».
¿Qué piensa del acuerdo de que nada está acordado hasta que todo esté acordado y la confidencialidad frente a la opinión pública?
«Así debe hacerse. Es decir, que si hay acuerdo en el tema agrario no quiere decir que lo demás esté resuelto. Debe haber un acuerdo en todos los puntos para que tengan validez los puntos anteriores. Por otro lado, las partes han convenido que no se van a exceder en declaraciones públicas para evitar, por ejemplo, los inconvenientes que surgieron en La Habana, entre el 2005 y 2007, cuando se negociaba con el Eln que cada día, tanto unos como otros, tenían que hacer declaraciones públicas».
¿Las Farc han tenido audacia política al declarar el cese el fuego que termina el 20 de enero?
«He interpretado que es interesante porque interpelaba al Gobierno a que tomara una decisión en ese sentido y por tanto se diera un cese el fuego bilateral. El Gobierno, no obstante, ha sido enfático en decir que no iba a declarar ningún cese el fuego bilateral porque su estrategia era el debilitamiento de las Farc mientras se adelantan las conversaciones. Solo hasta que este diálogo esté muy avanzado estaría dispuesto a aceptar un cese el fuego».
¿Las Farc de ahora sí harán la paz con el Estado?
«Las Farc de ahora son mucho más realistas y mucho más maduras, que abandonaron hace unos años cualquier pretensión de tomarse el poder. Se conforman con una agenda reducida no tan extensiva que tenían en el Caguán. La agenda concertada con ellos es posibilista, tiene posibilidades de terminar con éxito. Por tanto, aquí hay un cambio de posición de las Farc».
¿De lograrse la paz, qué va a pasar con la sociedad que tanto ha padecido a las Farc?
«Entiendo que si un día se firma la paz, es un momento muy especial cuando la sociedad colombiana deberá ser generosa y debe haber un Estado magnánimo para que las personas que se desmovilicen puedan volver a la sociedad. Probablemente habrá una justicia transicional a cambio de verdad y reparación».
Las Farc de ahora son más realistas pero deben de abandonar sus aspiraciones «maximalistas» en la mesa de diálogo. Es lo que dice Vicenç Fisas, director de la Escuela de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona, y una de las autoriades mundiales para hablar sobre los procesos de paz en el planeta.
El catedrático, quien escribió el famoso Manual de procesos de paz (¡Alto al fuego…), desde Barcelona habló con este diario e indicó que al proceso entre Gobierno y Farc le hace falta flexibilidad para que no se estanque.
Recientemente analizó cómo de 93 guerras en el mundo desde 1970, 38 terminaron por un proceso de paz, ¿alguno de esos procesos es referente para los diálogos Gobierno-Farc?
«No creo que haya un proceso con muchas similitudes. Por una parte, en Colombia hay unos precedentes de negociaciones con las Farc que se interrumpieron durante 10 años. La experiencia del Caguán, y luego ha habido un período en el que las Farc se han debilitado. El cambio de liderazgo de las Farc, con ‘Alfonso Cano’, ha abierto las puertas a nuevas posibilidades de diálogo, que se reforzaron con ‘Timochenko’. Esta historia de negociación no se puede comparar. Colombia tiene un proceso propio».
¿Cómo analiza la forma en que se está adelantando el proceso de diálogos exploratorios, un acuerdo para la terminación del conflicto y la segunda fase de ahora?
«Es muy importante que hayan estado en un período de seis meses explorando las posibilidades y discutiendo una agenda de cinco puntos. Es mejor así que empezar de cero. Esto significa que las partes tienen que sujetarse al guión establecido de los cinco puntos».
Pero el país pide agilidad…
«En cuanto al ritmo, ambas partes se han dado cuenta de que tienen que acelerar los diálogos. El tema agrario, uno de los más complejos, en un período de dos meses tendría que estar decidido y esto permitiría tener una agenda de conversaciones que, al finalizar el año, estaría bastante completa o bien finalizada de la agenda de los cinco puntos».
¿Qué necesita este proceso para que no se estanque?
«Tiene que haber mucha flexibilidad. Las Farc deben abandonar posiciones maximalistas para entender qué cambios en las estructuras socioeconómicas deben hacerse en el parlamento y no en una mesa de negociación».
¿Qué piensa del acuerdo de que nada está acordado hasta que todo esté acordado y la confidencialidad frente a la opinión pública?
«Así debe hacerse. Es decir, que si hay acuerdo en el tema agrario no quiere decir que lo demás esté resuelto. Debe haber un acuerdo en todos los puntos para que tengan validez los puntos anteriores. Por otro lado, las partes han convenido que no se van a exceder en declaraciones públicas para evitar, por ejemplo, los inconvenientes que surgieron en La Habana, entre el 2005 y 2007, cuando se negociaba con el Eln que cada día, tanto unos como otros, tenían que hacer declaraciones públicas».
¿Las Farc han tenido audacia política al declarar el cese el fuego que termina el 20 de enero?
«He interpretado que es interesante porque interpelaba al Gobierno a que tomara una decisión en ese sentido y por tanto se diera un cese el fuego bilateral. El Gobierno, no obstante, ha sido enfático en decir que no iba a declarar ningún cese el fuego bilateral porque su estrategia era el debilitamiento de las Farc mientras se adelantan las conversaciones. Solo hasta que este diálogo esté muy avanzado estaría dispuesto a aceptar un cese el fuego».
¿Las Farc de ahora sí harán la paz con el Estado?
«Las Farc de ahora son mucho más realistas y mucho más maduras, que abandonaron hace unos años cualquier pretensión de tomarse el poder. Se conforman con una agenda reducida no tan extensiva que tenían en el Caguán. La agenda concertada con ellos es posibilista, tiene posibilidades de terminar con éxito. Por tanto, aquí hay un cambio de posición de las Farc».
¿De lograrse la paz, qué va a pasar con la sociedad que tanto ha padecido a las Farc?
«Entiendo que si un día se firma la paz, es un momento muy especial cuando la sociedad colombiana deberá ser generosa y debe haber un Estado magnánimo para que las personas que se desmovilicen puedan volver a la sociedad. Probablemente habrá una justicia transicional a cambio de verdad y reparación».