caenes

Palabras de presentación del anuario 2012 de procesos de paz.

Vicenç Fisas, Director de la Escola de Cultura de Pau, Universitat Autònoma de Barcelona.

Por séptimo año consecutivo, tengo el placer de compartir con ustedes la presentación del Anuario de Procesos de Paz, editado en Colombia por el PNUD, que resume los esfuerzos que se hacen desde todos los rincones del planeta para alcanzar la paz. Según los datos del anuario, el 40% de los conflictos armados existentes en el mundo están en fase de negociación o de exploración. Es un porcentaje significativo, pero que nos muestra que existen muchos escenarios, demasiados, donde todavía las partes enfrentadas no han encontrado la manera de acercar posiciones para lograr una salida pacífica al conflicto.

El anuario hace un seguimiento de 39 negociaciones, de las cuales 19 se refieren a conflictos armados, y 20 a conflictos no armados, pero no solucionados todavía, por lo que requieren de negociaciones. Durante el año 2011 han dejado las armas seis grupos (de la RD Congo, Sudán, Chad, R. Centroafricana e India), y ETA en España, de lo que me alegro enormemente, y que ha sido un caso realmente excepcional, pues hemos tenido un proceso de paz sin negociación, algo que no es habitual. Allí, lo que se ha dado es un proceso de PAZ POR POLÍTICA, es decir, un abandono de la actividad armada de ETA a cambio de una normalización de la actividad política de la izquierda independentista.

2011 ha sido el año de la esperanza en Birmania, o Myanmar, donde se ha producido un interesante proceso de transición hacia la democracia que ha ido acompañado de una propuesta conjunta de todas las guerrillas étnicas del país para abordar una negociación que conduzca al fin de las hostilidades. Ya hay varios alto al fuego, y se espera que a lo largo del 2012 se produzcan resultados concretos.

En la India se ha avanzado notablemente en la negociación con varios grupos, siendo puestos en libertad los líderes de uno de estos grupos, el ULFA, para que pudieran participar en las negociaciones, lo que me parece una medida muy inteligente por parte del Gobierno de la India, puesto que desde la libertad se negocia con mucho mayor realismo.

En Afganistán, y después de contactos exploratorios en el exterior que han durado dos años, los talibanes han abierto una oficina de negociación en Doha, la capital de Qatar, para negociar directamente con los Estados Unidos. Es un proceso sumamente interesante, porque es la muestra de que todo es posible cuando se quiere encontrar una solución. Y me da la razón en algo que he sustentado durante muchos años, y es en la conveniencia de aceptar que un grupo armado que quiere negociar mantenga una oficina de diálogos en un tercer país, con el beneplácito de todo el mundo. Matizo en que esto es interesante solo cuando se quiere negociar.

En el 2011 hemos visto también algunos fracasos en cuanto a negociaciones. Se interrumpieron por ocho meses las rondas de negociación entre el Gobierno de Marruecos y el Frente Polisario para solucionar el conflicto del Sáhara Occidental, a causa de la posición marroquí; se han postpuesto para 2012 las rondas de negociación entre la guerrilla del Nuevo Ejército del Pueblo filipino y el Gobierno de este país, aunque han seguido de forma ininterrumpida las negociaciones con la otra guerrilla filipina, el MILF, que va por muy buen camino. Por cierto, una delegación de los negociadores de esta guerrilla, visitó Barcelona el pasado mes de marzo, invitada por la Escuela de Cultura de Paz y Conciliation Resources, para conocer de primera mano la experiencia autonómica catalana y el funcionamiento de la policía autonómica. Son cosas que se pueden organizar cuando una negociación está en fase avanzada.

No se ha avanzado en cambio en la plena resolución del conflicto de Darfur, al postergarse las negociaciones con el grupo armado JEM. Se han roto también los acercamientos entre el Gobierno turco y la guerrilla kurda del PKK, aunque se ha hecho público que han estado dialogando en secreto por más de tres años. En este sentido, creo personalmente que los kurdos sólo avanzarán en sus reivindicaciones si la guerrilla del PKK entra de nuevo en un alto el fuego, y permanente, para quitar legitimidad a la contraofensiva militar del ejército turco.

También es de destacar que en el 60% de las negociaciones existentes en el mundo hay una mediación externa. Estadísticamente, la mediación favorece el buen desarrollo de las negociaciones, de la misma forma que es aconsejable la figura de un observador externo que actúe de fedatario o testigo en las negociaciones, para clarificar los puntos controvertidos. Lo digo pensando en un futuro escenario en Colombia.

De los conflictos finalizados en los últimos treinta años, el 80.9% lo han hecho mediante acuerdos de paz, y el 19.1% restante por victoria militar de una de las partes. La mayoría de los conflictos, por tanto, se resuelven en una mesa de negociación.

En el anuario se analizan también los programas de Desarme, Desmovilización y Reintegración que hay ahora en el mundo, que interesan a 22 países, con 413.000 beneficiarios. Es de destacar el ambicioso plan de Sudán del Sur para desmovilizar a 150.000 combatientes. Colombia es el país del mundo con mayor número de desmovilizaciones individuales.

Quisiera hacer un breve recuento de algunos acontecimientos acaecidos a lo largo del 2011 en Colombia. El primero de ellos es el reconocimiento, por parte del presidente Santos, de que en Colombia existía un conflicto armado interno, poniendo fin a la absurda posición del expresidente Uribe en este sentido. Reconocer que tenemos un problema es el primer paso para buscar una solución. Y me parece sumamente importante este reconocimiento del presidente Santos, porque el conflicto colombiano es el conflicto más antiguo del mundo que no está en fase de negociación formal. Y para cambiar esta singularidad negativa hacía falta reconocer el conflicto.

La segunda manifestación es de finales de mayo, cuando con ocasión de su 47º aniversario, las FARC hicieron público un comunicado con un lenguaje novedoso, en el que señalaban que jamás habían renunciado a la solución política del conflicto social y armado, que la violencia nunca había sido su razón de ser y que la paz era posible, insistiendo en la movilización de la gente. Para las FARC, «la paz es un derecho que hay que hacer realidad, y la barbarie no puede seguir siendo parte del destino, y menos ahora que con la movilización se puede imponer un futuro cierto y civilizado».

Los temas de la agenda que las FARC proponen en la actualidad son completamente razonables y asumibles. No veo ningún motivo para no abordar colectivamente estos puntos, que bien podrían ser temas de una futura negociación. Tampoco creo que el Gobierno del presidente Santos tuviera motivos para rechazar una negociación sobre estos temas, siempre y cuando se acordara un tipo de negociación no maximalista, esto es, se acordara realizar una planificación de reformas sobre temas convenidos, de forma muy realista, viable y posibilista. No se olvide, tampoco, que para implementar una agenda de negociación se contaría con un “dividendo del desarme”, resultado del fin de la confrontación armada, equivalente al 3% del Producto Interior Bruto. Y eso, anualmente, es mucha plata.

El tercer recordatorio es de la respuesta de “Timochenko” al profesor Medófilo Medina. Quiero subrayar simplemente la importancia de esta correspondencia, que podría multiplicarse, porque “civiliza” a las FARC y hace que escuche la voz de la sociedad civil, que ha de tener mayor protagonismo en este proceso de construcción de paz. Pero más significativo es el anuncio del pasado 26 de febrero, por el que FARC deciden liberar a los 10 uniformados en su poder y a poner fin a la práctica de las retenciones o secuestros. Desde mi punto de vista, este gesto debería ser suficiente para que el presidente Santos utilizara “la llave” de la negociación, sin más demora. Más, si tenemos en cuenta que las FARC mencionaron que “no caben más largas a la posibilidad de entablar conversaciones”.

Más adelante, en la segunda quincena de noviembre, el presidente Juan Manuel Santos, por su parte, aseguró que estaba listo para abrir la puerta del diálogo con la guerrilla de las FARC, al manifestar que estaba convencido que el fin del conflicto en Colombia debía ser a través de una salida política. “La llave está en mi bolsillo –afirmó- y estoy dispuesto a abrir las puertas porque creo que el fin debe ser a través de una solución política, pero necesito claras indicaciones de que esta gente no van a traicionar la confianza del pueblo colombiano”, manifestó Santos. En repetidas ocasiones, el presidente ha insistido en las “señales”, refiriéndose más que nada a la liberación de todas las personas privadas de libertad. Una vez que las FARC han accedido a este requisito y se ha comprometido a no secuestrar, no me parece correcto exigirles más condiciones para arrancar una negociación, porque lo cierto es el país necesita que Gobierno y FARC se sientan a negociar.

Ya en el 2012, “Timochenko” hablaba de “conversar” con el Gobierno. Aquí tengo que hacer notar que el “hablemos” de “Alfonso Cano” o el “conversemos” de “Timochenko” se corresponden más bien a una fase exploratoria, de prenegociación, que es cuando se definen los términos de lo que será una posterior fase de “negociación”, donde ya no se “dialoga”, sino que se “negocia” para llegar a un acuerdo que pueda ser implementado. Entiendo, por tanto, que la invitación de las FARC es más que nada de un primer acercamiento, de una exploración prenegociadora.

En enero, “Timochenko” instó a entablar un diálogo «de cara al país» y «sin mentiras», en un comunicado difundido en internet. «Nos interesa tratar en una hipotética mesa de conversaciones. De cara al país. Poner en cuestión las privatizaciones, la desregulación, la libertad absoluta de comercio e inversión, la depredación ambiental, la democracia de mercado, la doctrina militar», señaló el máximo comandante de las FARC. De nuevo, los temas son razonables y de actualidad, no solo en Colombia, sino en el mundo. Pero esa internacionalización o globalización de algunos de estos temas los convierte en intratables en una mesa de negociación. No hay que confundir, pues, los temas de debate social o académico con lo que es propio de una mesa de negociación. De lo contrario nos arriesgamos a un diálogo de sordos. Es importante, pues, definir con precisión y mucho realismo lo que es propio de una mesa de negociación. Puede negociarse, y llegar a pactar, por ejemplo, un plan para construir un número determinado de viviendas sociales, o como mejorar el sistema de sanidad pública, o si se puede implementar la educación gratuita. Pero no puede negociarse sobre las perversiones del capitalismo de mercado, así, en genérico.

No obstante, veo a las FARC mucho más realistas que hace unos pocos años. Entiendo, por tanto, que es posible negociar con ellas. Entre los diversos factores que podrían haber influido en este mayor realismo estaría el desarrollo político de América Latina, con varios gobiernos de izquierda y con un conjunto de políticas públicas progresistas, que permitirán reducir los índices de pobreza de la región. Esto convierte en anacrónica la opción de la lucha armada, y estoy seguro que las FARC reflexionan sobre ello.

Finalmente, quisiera hacer un comentario sobre el debate actual respecto al Marco jurídico para la Paz. Me parece que está hecho con buena intención, pero que es poco realista. Si observan algunos cuadros del Anuario de Procesos de Paz, verán que de todos los conflictos que han finalizado en los últimos treinta años con acuerdos de paz, en ninguno de ellos las personas que han dejado las armas han cumplido penas de cárcel. Lo normal es que se produzca una amnistía, y que estas personas puedan realizar tareas políticas una vez se han desmovilizado. Pienso que Colombia no puede ser la excepción a esa norma. Con esta reflexión acabo, dándoles las gracias por su atención, y agradeciendo de nuevo al PNUD y a la Alcaldía su acompañamiento en este acto. Muchas gracias.

Ver también

Postconflicto y postviolencia armada.

Vicenç Fisas, Director de la Escola de Cultura de Pau, Universitat Autònoma de Barcelona. Iniciados …