Vicenç Fisas, Director de la Escola de Cultura de Pau, Universitat Autònoma de Barcelona.
Los analistas de la vida política colombiana suelen referirse al “péndulo de la paz”, para señalar los períodos en los que hay un ambiente más favorable o desfavorable para iniciar negociaciones de paz, que pongan fin a cuatro décadas de conflicto armado. El péndulo está de un lado u otro en función de señales, declaraciones de la guerrilla, manifestaciones del presidente o iniciativas de la sociedad civil. En definitiva, de la corriente de opinión del momento. En los ocho años de la presidente de Uribe, el péndulo estuvo casi siempre del lado pesimista. En lo que llevamos de mandato de presidente Santos, hay momentos de todo. Ahora, por ejemplo, es el momento más claro de optimismo, y hay razones para pensar que en los próximos meses pueden ocurrir cosas favorables a la paz.
El detonante de este optimismo ha sido la declaración de la guerrilla de las FARC de que iban a liberar a los diez uniformados privados de libertad desde hace años, cosa que podría producirse en el término de un mes, y la decisión histórica de que abandonaban la práctica del secuestro, algo demandado desde siempre por la sociedad colombiana, y una de las condiciones que había puesto el presidente Santos para dialogar. Con las liberaciones, se va a crear un ambiente sumamente propicio para pensar si no ha llegado el momento de sentarse a dialogar, para ver si de ese primer diálogo exploratorio puede surgir el acuerdo de negociar formalmente, diez años después de que se terminaran sin éxito las conversaciones de El Caguán, que dejaron tan mal sabor de boca para los colombianos, que se sintieron estafados por la actitud del Gobierno y de la guerrilla. Desde entonces, las FARC han recibido golpes muy duros, se han debilitado y sus efectivos se han reducido considerablemente. Podría decirse, incluso, que ahora vuelven a estar en condiciones para negociar con mayor realismo y menor arrogancia que hace diez años.
Cuando asumió su mandato, en agosto del 2010, el presidente Santos manifestó que tenía “la llave de la paz”, y que esa llave la utilizaría cuando viera señalas claras de la insurgencia de comprometerse en un proceso serio, precedido de compromisos, como el abandono del secuestro, la no utilización de minas antipersona o la no utilización de niños-soldado. La guerrilla, por su parte, manifestó que no aceptaba condiciones previas, con lo que “la llave” no se movía. Ahora, sin embargo, las FARC han dado un paso decisivo que puede permitir que el presidente mueva ficha. Es más, personalmente creo que el presidente ya habrá movido hilos, de forma muy discreta, para sondear la disponibilidad de las FARC para iniciar unos diálogos. El tiempo dirá si llevo razón, pero en todo caso estamos en un momento en que el péndulo de la paz es favorable a la negociación.
La otra guerrilla, el ELN, más pequeña y menos activa, ha lanzado también varios mensajes favorables a una salida política negociada y se ha manifestado a favor de abrir unos diálogos con el Gobierno. No lo ha pedido todavía formalmente, por escrito, pero lo ha señalado en su revista y a través de declaraciones de sus comandantes. Incluso en una carta enviada a Colombianos y Colombianas por la Paz, un grupo liderado por la ex senadora Piedad Córdoba, se han mostrado abiertos a un cese de hostilidades y a entablar unas negociaciones sin precondiciones. En el último número de su revista, además, ha publicado una editorial titulada “La paz, un imperativo para Colombia”, en el que señala que “es hora de reflexionar, de flexibilizar las posturas inamovibles y entender que para Colombia, la paz es un imperativo y que esa paz no es sometimiento de una parte a la otra, sino la confluencia basada en escucharnos, entender la vida en sociedad como convivencia, como derechos y deberes de todos, para construir un futuro de prosperidad, democracia, justicia y equidad… El gobierno nacional y la insurgencia debemos recibir con humildad, los llamados de la comunidad internacional, a propiciar un diálogo sin condiciones y recoger su sabiduría y experiencia, como aporte sincero a la paz de Colombia. El ELN reitera en estas horas críticas para la sociedad colombiana, su disposición a la búsqueda de una Salida política al conflicto y expresa su reconocimiento a todas las voces que desde dentro y fuera del país, propenden por un diálogo abierto y sin precondiciones y en tal propósito llama la atención al gobierno nacional a actuar en consecuencia”. Las dos guerrillas, por tanto, parecen dispuestas a entrar en un período de diálogo con el presidente Santos. La pregunta que se hacen los “pazólogos” colombianos es: ¿el presidente utilizará esta vez la llave para hablar de paz con la guerrilla? El conflicto colombiano es el más antiguo del mundo sin negociar. Ya ha llegado el momento de corregir ese sinsentido y de abrir un espacio al diálogo que permita poner fin al único conflicto armado que existe en América Latina.
El detonante de este optimismo ha sido la declaración de la guerrilla de las FARC de que iban a liberar a los diez uniformados privados de libertad desde hace años, cosa que podría producirse en el término de un mes, y la decisión histórica de que abandonaban la práctica del secuestro, algo demandado desde siempre por la sociedad colombiana, y una de las condiciones que había puesto el presidente Santos para dialogar. Con las liberaciones, se va a crear un ambiente sumamente propicio para pensar si no ha llegado el momento de sentarse a dialogar, para ver si de ese primer diálogo exploratorio puede surgir el acuerdo de negociar formalmente, diez años después de que se terminaran sin éxito las conversaciones de El Caguán, que dejaron tan mal sabor de boca para los colombianos, que se sintieron estafados por la actitud del Gobierno y de la guerrilla. Desde entonces, las FARC han recibido golpes muy duros, se han debilitado y sus efectivos se han reducido considerablemente. Podría decirse, incluso, que ahora vuelven a estar en condiciones para negociar con mayor realismo y menor arrogancia que hace diez años.
Cuando asumió su mandato, en agosto del 2010, el presidente Santos manifestó que tenía “la llave de la paz”, y que esa llave la utilizaría cuando viera señalas claras de la insurgencia de comprometerse en un proceso serio, precedido de compromisos, como el abandono del secuestro, la no utilización de minas antipersona o la no utilización de niños-soldado. La guerrilla, por su parte, manifestó que no aceptaba condiciones previas, con lo que “la llave” no se movía. Ahora, sin embargo, las FARC han dado un paso decisivo que puede permitir que el presidente mueva ficha. Es más, personalmente creo que el presidente ya habrá movido hilos, de forma muy discreta, para sondear la disponibilidad de las FARC para iniciar unos diálogos. El tiempo dirá si llevo razón, pero en todo caso estamos en un momento en que el péndulo de la paz es favorable a la negociación.
La otra guerrilla, el ELN, más pequeña y menos activa, ha lanzado también varios mensajes favorables a una salida política negociada y se ha manifestado a favor de abrir unos diálogos con el Gobierno. No lo ha pedido todavía formalmente, por escrito, pero lo ha señalado en su revista y a través de declaraciones de sus comandantes. Incluso en una carta enviada a Colombianos y Colombianas por la Paz, un grupo liderado por la ex senadora Piedad Córdoba, se han mostrado abiertos a un cese de hostilidades y a entablar unas negociaciones sin precondiciones. En el último número de su revista, además, ha publicado una editorial titulada “La paz, un imperativo para Colombia”, en el que señala que “es hora de reflexionar, de flexibilizar las posturas inamovibles y entender que para Colombia, la paz es un imperativo y que esa paz no es sometimiento de una parte a la otra, sino la confluencia basada en escucharnos, entender la vida en sociedad como convivencia, como derechos y deberes de todos, para construir un futuro de prosperidad, democracia, justicia y equidad… El gobierno nacional y la insurgencia debemos recibir con humildad, los llamados de la comunidad internacional, a propiciar un diálogo sin condiciones y recoger su sabiduría y experiencia, como aporte sincero a la paz de Colombia. El ELN reitera en estas horas críticas para la sociedad colombiana, su disposición a la búsqueda de una Salida política al conflicto y expresa su reconocimiento a todas las voces que desde dentro y fuera del país, propenden por un diálogo abierto y sin precondiciones y en tal propósito llama la atención al gobierno nacional a actuar en consecuencia”. Las dos guerrillas, por tanto, parecen dispuestas a entrar en un período de diálogo con el presidente Santos. La pregunta que se hacen los “pazólogos” colombianos es: ¿el presidente utilizará esta vez la llave para hablar de paz con la guerrilla? El conflicto colombiano es el más antiguo del mundo sin negociar. Ya ha llegado el momento de corregir ese sinsentido y de abrir un espacio al diálogo que permita poner fin al único conflicto armado que existe en América Latina.