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Analistas afirman que los retrasos en las conversaciones Farc-Colombia no son un obstáculo para la paz.

Vicenç Fisas, Director de la Escola de Cultura de Pau, Universitat Autònoma de Barcelona.
latercera.com

En tanto, la cancillería noruega insiste en que la conferencia de prensa en la que se espera se anuncie la apertura oficial del proceso, tendrá lugar mañana miércoles.

Noruega sigue pendiente hoy de la llegada de las delegaciones del gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc, tras los retrasos que hicieron imposible el inicio de los encuentros ayer. Sin embargo, éstos no preocupan a los expertos internacionales, que reiteran que las postergaciones son habituales en cualquier proceso de paz.

«Son cuestiones logísticas y si no se puede empezar mañana, pues será pasado mañana, no es la primera vez que ocurre y no hay que darle mayor importancia», señala el director de la Escuela de Cultura de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona, Vicenc Fisas, en entrevista con Dpa. Fisas fue señalado en algún momento como asesor del gobierno y la guerrilla en el diálogo por medios colombianos, pero él niega haber tenido ese papel.

Tampoco Wenche Hauge, investigadora senior del Instituto de Estudios de Paz de Oslo (PRIO), ve problema alguno en el retraso. «Tenemos entendido que los motivos son logísticos y ello podría deberse a muchas razones o a pequeñas complicaciones. Es posible que simplemente busquen un poco de tranquilidad ante el gran revuelo mediático y la atención generada y no creemos que sea algo serio». Lo importante, asegura, es mantener el ánimo y los esfuerzos por avanzar.

Una de las razones que se esgrimieron sobre la postergación del viaje fue el deseo de las Farc de incluir en el último momento a la guerrillera holandesa Tanja Nijmeijer, alias «Alexandra», en el panel negociador, algo que podría quedar resuelto, según un comunicado difundido hoy por la guerrilla.

Para Fisas, sin embargo, esos gestos de última hora son totalmente innecesarios y le restan credibilidad y buen juicio a las decisiones de la guerrilla a la hora de encarar estas negociaciones.

También es controvertida la participación del guerrillero Ricardo Palmera, alias «Simon Trinidad», que la guerrilla incluyó en su panel de negociadores pero que se encuentra preso en Estados Unidos cumpliendo una pena de 60 años de prisión por secuestro. Bogotá ya declaró su disposición a buscar fórmulas para que esté presente, pero Fisas está convencido de que Washington no va a permitir su participación. «Será un miembro ausente en las negociaciones», considera.

En su opinión, se trata de personajes simbólicos: «El caso de Simón Trinidad por su condición de preso, sirve para poner en tela de juicio la extradición (a EEUU de miembros de las Farc) y en el caso de la holandesa se trata de un afán de internacionalizar la negociación». Algo que el analista considera un error. «Es un teatro innecesario que lo dificulta todo».

En cualquier caso, el Ministerio de Exteriores noruego insiste en que la conferencia de prensa en la que se espera se anuncie la apertura oficial del proceso de paz tendrá lugar mañana miércoles. Fisas lo considera factible, pues cree que no va a tratarse ningún tema técnico ni de agenda en Oslo, sino que el acto del miércoles va a ser la mera instalación formal de las negociaciones, «protocolario cien por cien». Ahí no se va a negociar nada, considera.

El hecho de que las Farc hayan continuado sus ataques en los últimos días, a horas del inicio previsto del diálogo, tampoco preocupa a los expertos. «Es absolutamente normal en cuanto el gobierno no ha querido decretar el alto el fuego que querían las Farc al inicio de las negociaciones y habrá que contar con ataques y muertos durante las mismas. Considero que se trata de un error», señala Fisas, que se muestra partidario de un alto el fuego en una fase muy temprana de las negociaciones.

«Entiendo la desconfianza después de las últimas experiencias, pero la última de hace unos diez años tuvo lugar en un contexto con hostilidades abiertas y entonces las negociaciones formaban parte de una estrategia de guerra», dijo refiriéndose al último proceso de paz con el gobierno de Andrés Pastrana en el que la guerrilla utilizó una zona desmilitarizada para rearmarse y continuar en terreno seguro sus actividades de narcotráfico y secuestros.

Sin embargo, el ambiente ahora es muy diferente, considera Fisas. «Las dos partes quieren un acuerdo de paz y la agenda que diseñaron en las conversaciones secretas es muy realista y factible de ser implementada».

«Ahora hay una auténtica voluntad de paz», cree también Hauge, facilitada por la debilidad de las Farc y el cambio de gobierno en Colombia, así como por un contexto regional en el que el continente americano y los vecinos de Colombia quieren de verdad al paz. «En Colombia realmente ya se cansaron de guerra».

El proceso estará lleno de dificultades, por ejemplo a la hora de tratar el aspecto de las víctimas o la situación jurídica de los miembros de la guerrilla, porque no van a aceptar bajo ningún concepto ser encarcelados, cree Fisas.

En cuanto a temas como el secuestro de civiles practicado por la guerrilla, será necesaria la creación de una comisión mixta que analice caso por caso las desapariciones y secuestros no resueltos. También el narcotráfico forma parte de la agenda y la guerrilla va a proponer una política de sustitución manual de cultivos ilícitos.

Los expertos consideran también que es necesaria la participación de la sociedad civil, para que sus voces puedan llegar a la mesa de negociaciones. «Como mínimo hay un mecanismo habilitado, ya que las comisiones de paz del Congreso y Senado instaron al gobierno a que se encarguen de trasladar la opinión de la sociedad a la mesa de negociaciones».

Una opción sería algo parecido a la asociación de la sociedad civil creada durante el proceso de paz en Guatemala, apunta Hauge, que permitió a todos los sectores aportar algo a la paz.

Y sobre la duración de las negociaciones, Fisas se muestra optimista. «Un año es un plazo razonable para tratar los puntos de la agenda y creo que ninguna de las partes tiene intención de alargarlo». Sin embargo, Hauge considera que durará unos años. «Hay que tener mucha paciencia a la hora de poner fin a un conflicto armado que ha durado casi 50 años y que no tiene experiencia de paz», señala la experta noruega.

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