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La revuelta de las mujeres.

Pamela Urrutia y María Villellas, Investigadoras de la Escola de Cultura de Pau, Universitat Autònoma de Barcelona.
Publicado en periodismohumano.com

Con motivo del Día Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme se analiza el papel de las mujeres en las revueltas pacíficas de la llamada ‘Primavera Árabe’.

Las revueltas acaecidas en los últimos meses en el norte de África y Oriente Medio no sólo han sacudido las estructuras políticas en estos países. También han desafiado algunos estereotipos sobre las poblaciones de la región, y en particular sobre las mujeres. Las movilizaciones han contribuido a matizar la visión simplista y cargada de prejuicios que existe en Occidente sobre las mujeres de la zona. Una percepción que las ha homogeneizado bajo la imagen de la opresión, sumisión y pasividad y que habitualmente las ha asociado a arquetipos estéticos como la mujer bajo el burka o la bailarina del harén. Las mujeres de la zona han sido observadas desde Occidente principalmente desde el prisma religioso, identificando el Islam como la principal fuente de opresión, sin tener en cuenta que la religión es sólo uno de los elementos estructurales que determinan sus condiciones de vida y que conforman el sistema patriarcal que las somete.

RDC La presencia de las mujeres en las protestas ha dejado en evidencia la diversidad y complejidad del tejido social femenino en los países de la zona. En Egipto, en la plaza Tahrir, las protestas contra el régimen de Hosni Mubarak reunieron a mujeres de todas las edades y clases sociales, del medio rural y urbano, formadas y analfabetas, musulmanas, cristianas coptas, laicas y feministas. En Yemen, mujeres han protagonizado las protestas desde el inicio, y cuando el presidente Alí Abdullah Saleh –en el poder desde 1978– las acusó de violar la ley islámica por mezclarse con hombres en las manifestaciones ellas respondieron intensificando sus críticas. Salieron a las calles con más brío, muchas de ellas vistiendo velo integral, no dispuestas a aceptar el uso de un argumento religioso para frenar su movilización. Las mujeres no sólo se han sumado a las protestas, también se han erigido como líderes, han organizado manifestaciones, han movilizado a otros ciudadanos y no han dudado en expresar públicamente su irritación y hastío con la corrupción, las desigualdades y décadas de gobiernos autocráticos. En Túnez, tras la expulsión del poder de Zine el Abidine ben Alí, organizaciones de mujeres también han estado entre las primeras en impulsar la investigación de los abusos a los derechos humanos y han hecho oír su voz para recordar la importancia de construir un nuevo país en condiciones de igualdad.

Tanto en Túnez como en Egipto, el derrocamiento de regímenes autoritarios ha dado paso a fases de transición de resultado aún incierto. Mujeres de estos países comparten la inquietud general sobre la forma en que se canalizarán las demandas de cambio y ante la eventual acción de fuerzas contrarrevolucionarias. Diversos sectores también han explicitado una aprehensión más concreta respecto al posible ascenso de los grupos islamistas –sectores marginalizados hasta ahora de la vida política en ambos países– y el impacto que puede tener en términos de erosión de los derechos de las mujeres. Teniendo en cuenta que la puesta en marcha de un sistema democrático o al menos más representativo conducirá muy probablemente a una mayor presencia de estos grupos, existe temor sobre qué interpretación del Islam político se impondrá. Otra preocupación compartida está relacionada con la marginación de las mujeres en el período post-revolucionario, como ha ocurrido en otros múltiples contextos históricos. De hecho, en clave de alerta, los análisis sobre el curso de las revueltas han hecho referencia a la exclusión de las mujeres después de una participación activa en las luchas anticoloniales en la región, destacando especialmente al caso argelino. La idea es que esa experiencia no se repita, que sus demandas sean tenidas en cuenta y que las mujeres tengan una participación relevante en las nuevas instituciones políticas.

Hasta el momento, los acontecimientos en Túnez y Egipto indican que a pesar de la experiencia común de las revueltas las consecuencias para las mujeres no tienen por qué seguir el mismo patrón, ya que siguen estando condicionadas –entre otros elementos– por la realidad local en términos de género y por las directrices de los actores que lideran la transición. En Túnez, donde la situación de las mujeres es reconocida como una de las más avanzadas de la región, se ha valorado la decisión de las nuevas autoridades de establecer una paridad de género en las listas de candidatos a las próximas elecciones de la Asamblea Constituyente, lo que ha sido destacado como un hito histórico en la zona. En Egipto, por el contrario, los análisis han subrayado la marginación de las mujeres de estructuras clave de la transición. El nuevo primer ministro nombró sólo a una mujer en su gabinete, mientras que ninguna mujer fue incluida en el panel encargado de revisar y proponer reformas a la Constitución, lo que motivó protestas y críticas a la Junta Militar que gestiona la transición. En este contexto, los cambios constitucionales aprobados en marzo también levantaron polémica. Según juristas, la ambigüedad en el redactado del nuevo artículo 75 podía llevar a una interpretación que excluyera las mujeres de la presidencia, lo que motivó a activistas egipcias a exigir una clarificación.

Los acontecimientos continúan precipitándose en la región y aunque no es posible prever aún el resultado de estas revueltas parece claro que la situación de las mujeres –el reconocimiento a sus derechos, su nivel de participación en la vida pública– será una prueba de la dirección que asumirán los nuevos gobiernos. De momento, el papel desempeñado por las mujeres en esta etapa confirma la necesidad de una mirada atenta y sosegada que identifique las distintas opresiones a las que se han visto y se ven sometidas, pero que también contemple sus contribuciones a la democratización de sus países y a la lucha contra el autoritarismo.

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Vicenç Fisas, Director de la Escola de Cultura de Pau, Universitat Autònoma de Barcelona.Diari ARA …