La educación para la paz y la convivencia, un proyecto de centro

Herramientas para diseñar el proyecto de convivencia

13 - ¿Cómo organizamos nuestro tiempo?

El buen funcionamiento de cualquier organización está condicionado, entre otros factores, por el uso del tiempo. Si algo no sobra en los institutos es, precisamente, tiempo. La máxima “el tiempo es oro” es asumida por toda la comunidad educativa. Este hecho tiene una importancia crucial, ya que necesitamos todo el tiempo del mundo para replantear qué escuela queremos para el siglo XXI.

“Nos falta tiempo”, ésta es una de las frases que más se oyen en las escuelas e institutos. Como afirma Paolo Freire en El grito manso: “la jornada escolar entra en una rutina cotidiana, en la que no se piensa, simplemente se vive”.Y ello, en el mejor de los casos porque, esencialmente en secundaria, son muchos los educadores y educadoras que reconocen que ni tan siquiera la viven, sino que la sobreviven, tratando de llegar de la mejor manera al mes de junio para perder a los alumnos de vista, y cargar pilas de cara a septiembre. Lo afirmamos con tristeza porque, como educadores, tenemos la obligación de conocer, debatir y preguntarnos qué modelo de educación ofrecemos y cuál deseamos, y esto requiere tiempo.

Esta limitación, que debemos tomar como una percepción subjetiva, se convierte en uno de los motivos para considerar el tiempo como recurso. Los centros educativos se basan esencialmente en las relaciones que se dan entre las personas que los forman y, en este contexto, el tiempo se convierte en un aspecto esencial que tenemos que aprender a administrar.

  1. La distribución del tiempo debe realizarse en función de cada una de las personas y de sus responsabilidades en el sistema educativo. Cuando llega el mes de septiembre, los equipos directivos viven con angustia el momento de establecer unos horarios que, raras veces, contentan a todo el mundo. Pero, donde queremos poner el énfasis es en la lógica que habitualmente se aplica para definir el tiempo: primero establecemos el horario, y, en función de él, tratamos de encajar los objetivos pedagógicos, las propuestas metodológicas y las secuencias de contenidos. ¿No resultaría más efectivo realizar el proceso al revés? ¿No es más importante establecer unos objetivos claros y consensuados a partir de los que distribuir tiempo y responsabilidades? En muchos casos, es sólo una cuestión de voluntades y prioridades.

    ¿Cómo?

    • Priorizando los criterios pedagógicos en la elaboración de los horarios, de acuerdo con el Proyecto Educativo de Centro.
    • Asumiendo que todos tenemos que ceder parte de su tiempo para que, a medio plazo, todos podamos disponer de él.
    • Sustituyendo las estructuras organizativas individuales, en las que todo el mundo hace de todo, para agruparnos en función de un trabajo cooperativo que nos permita hacerlo todo entre todos.
  2. La diversidad de aprendizajes también nos permite ganar tiempo.

    ¿Cómo?

    • A través de modelos como el aprendizaje cooperativo que, además de dar respuesta a los diferentes tiempos y ritmos del alumnado, nos permite disponer de más tiempo para atender las necesidades individuales o preparar los contenidos y metodologías de las siguientes clases.
  3. Es necesario cuestionar y tratar de redefinir los contenidos básicos del currículum. Sabemos que esta cuestión no depende únicamente de los responsables de los centros, sin embargo seguramente ganaríamos tiempo para poder trabajar habilidades y valores desvinculados de los contenidos tradicionales si no sintiéramos la presión de tener que cumplir con un currículum excesivo, que tampoco se adapta a los tiempos ni a los ritmos del alumnado.

    ¿Cómo?

    • Velando por un aprendizaje de calidad y no de cantidad. Asegurándonos que todo el alumnado aprende unos conocimientos mínimos, y no conformándonos con haber acabado el temario.
    • Jerarquizando los conocimientos en cada tema y centrándonos en que todo el mundo aprenda los contenidos mínimos.
    • Organizando el aula de tal modo que todos puedan aprender juntos, entre iguales. En este sentido, podemos ayudarnos con metodologías participativas e inclusivas como el aprendizaje cooperativo.
  4. Romper los tópicos según los cuales no se trabaja la mejora de la convivencia por falta de tiempo. Si nos paramos a pensar qué cantidad de tiempo perdemos cada día atendiendo a lo que se llaman conductas disruptivas en el aula, entenderemos que, a la larga, sería más efectivo y pedagógico dedicar mayor tiempo a reflexionar sobre la posibilidad de mejorar la convivencia en los centros. Podemos aseguraros que, no sólo no se trata de una ‘pérdida de tiempo’ sino que, finalmente, todo el mundo ganará tiempo para sí.

Recursos

Teóricos

  • La organización del espacio y del tiempo en el centro educativo, Joan Doménech y Jesús Viñas, editorial Graó. Des del reconocimiento del tiempo y el espacio como dos recursos vinculados a la calidad educativa, propone un conjunto de reflexiones y medidas concretas que pueden contribuir a mejorar la práctica educativa.
  • La organización escolar: práctica y fundamentos, Serafín Antúnez y Joaquín Gairín, editorial Graó. Antología de textos de fundamento teórico, experiencias de centros escolares y propuestas de trabajo para el desarrollo de los propios análisis y aplicaciones.