La educación para la paz y la convivencia, un proyecto de centro

Herramientas para diseñar el proyecto de convivencia

01 - ¿Cómo respondemos a los conflictos en el aula?

A menudo los conflictos en el aula hacen perder mucho tiempo y provocan sensación de impotencia. De todos modos, el momento de la crisis es el peor momento para educar en el conflicto si no se ha trabajado previamente, (no pedimos a nadie que lleve la contabilidad sin antes haberles enseñado a sumar). En este momento, tal vez, sólo podemos contener la situación, pero si no solucionamos el conflicto, éste puede surgir con mayor virulencia. Saber responder a los conflictos comporta educar en y para el conflicto.

Entendemos un conflicto como una “discrepancia de intereses o necesidades antagónicas entre dos o más partes”. El conflicto es inherente a las personas, dicho de otro modo, personas diferentes conviviendo juntas tienen necesidades discrepantes. Un IES, además de ser un espacio de aprendizaje, es un lugar de convivencia, y por ello, un espacio en el que hay conflictos que debemos abordar.

Un grupo-clase es una comunidad en la que chicos y chicas conviven largas horas, y, por lo tanto, un lugar de conflicto. Esta realidad se presenta como una gran oportunidad educativa. Será importante establecer mecanismos, pautas y normas para la convivencia y la transformación de los conflictos.

Como profesorado no deberíamos asumir roles que no nos corresponden: no somos ni policías ni psicólogos, bomberos o jueces, somos educadores. La misión de la educación secundaria es educar – además de formar en unos contenidos básicos establecidos- y en consecuencia, desde tal intención necesitamos eeducar en y para el conflicto de manera explícita y programada, aprovechando los conflictos que surgen en la convivencia cotidiana como oportunidades educativas para aprender a transformarlos positivamente.

  1. Saber cooperar y comunicarnos empáticamente. Ser capaces de hacer sentir escuchada a la otra persona, de decirle las cosas sin que se sienta atacada, por un lado; ser capaces de solucionar las propias necesidades fundamentales, a la vez que velamos para que la otra también pueda hacerlo, de otro, son factores fundamentales para poder enfrentar el conflicto de forma noviolenta cuando estalle la crisis (brote de rabia y/o violencia).

    ¿Cómo?

    • Trabando la capacidad de comunicación activa, efectiva y empática, tanto del alumnado como del profesorado. En cuanto al alumnado:
      • En un espacio y un tiempo determinados, mediante juegos y dinámicas de acción tutorial.
      • En el área de conocimiento de lenguas.
      • En la cotidianidad de la convivencia en el aula y en el centro, acordando unas normas mínimas de buena comunicación y adquiriendo nuevos hábitos para mejorarla.
    • Trabajando la cooperación con el alumnado desde:
      • Las actividades deportivas.
      • Juegos y dinámicas en la acción tutorial.
      • Aprendizaje cooperativo en las áreas de conocimiento.
  2. Educarnos en procedimientos y habilidades para transformar los conflictos. El conflicto tiene una naturaleza, unos componentes y unas posibilidades de transformación. Si no se incorpora la educación para el conflicto en algún momento del currículum de forma clara y explícita, es difícil garantizar que los chicos y chicas puedan abordar los conflictos de forma positiva. Antes de enseñárselo, conviene que entre el profesorado hagamos una revisión de nuestras habilidades y conocimientos.

    ¿Cómo?

    • Programando un proceso de aprendizaje específico en el plan de acción tutorial para el alumnado.
    • Programando un proceso de formación y consenso para el profesorado.
  3. Superar la resistencia al cambio que tanto nos paraliza, bien entre el alumnado bien entre el profesorado. Como profesorado, animarnos a probar nuevas herramientas y procedimientos. El conflicto es una interesante oportunidad de cambio que debemos aprovechar, pero sólo será posible hacerlo desde el mutuo apoyo, la corresponsabilidad y la creatividad entre el equipo de profesorado

  1. Promover el establecimiento de unas normas de convivencia concretas, realizables, consensuadas, pocas y redactadas en positivo. Normas periódicamente evaluadas, susceptibles de ser replanteadas en cualquier momento según las necesidades del grupo o del centro, mediante un procedimiento claro respecto a lo que ocurre cuando alguien se las salta. Si utilizamos con efectividad las normas como herramienta para estructurar nuestra convivencia, evitaremos muchos conflictos.

  2. Crear un buen clima de convivencia.Sólo desde un clima de conocimiento, estima y confianza somos capaces de afrontar los conflictos con los compañeros y compañeras sin sentirnos amenazadas.

  3. Establecer un protocolo para la transformación positiva de los conflictos. Organizar instrumentos, espacios, tiempos y procedimientos concretos para vehicular los conflictos del centro siguiendo los criterios del siguiente cuadro:

    ¿Cómo?

    • Promoviendo un proceso de formación, análisis y consenso para decidir qué mecanismos de transformación de conflictos quieren impulsarse en el centro. Una vez decidido, organizando el tiempo, el espacio y los recursos para implementarlos y evaluarlos hasta tenerlos instaurados en la cultura de centro.
    • Garantizando que la comisión de convivencia responda a la voluntad de impulsar actuaciones para la transformación oviolenta de los conflictos, y no exclusivamente a la decisión de las acciones a emprender frente a casos de vulneración de la disciplina escolar (tarea tradicional de la comisión de disciplina, que debemos superar).
    • Promoviendo programas de ayuda entre iguales o de mediación escolar. Alerta con los programas de mediación formal, pues si bien pueden suponer una buena herramienta de transformación de conflictos, deben plantearse siempre como un medio y no como un fin. Si no existe una cultura de centro en la que todas las personas han desarrollado las herramientas y capacidades necesarias para responsabilizarse de sus conflictos, y resolverlos de manera autónoma, difícilmente seremos capaces de pedir una mediación formal cuando la necesitemos. Crear un servicio de mediación sin haber trabajado una cultura de “provención" sería como “empezar la casa por el tejado”.
  1. Analizar otro tipo de conflictos, más desvinculados del aula, puede ayudar a entender sus dimensiones y la importancia de aprender a afrontarlos. Trabajar en clase casos de conflictos armados puede ser una buena manera de concienciar sobre la necesidad de resolver los conflictos sin violencia, y de motivar a adquirir las habilidades necesarias para hacerles frente de forma constructiva. Conocer y comprender casos de conflictos sociales puede ser una forma de entender el conflicto como una palanca de transformación social, y entender, por tanto, que bien resuelto, un conflicto puede aportar elementos positivos.

    ¿Cómo?

    • Incorporando en la asignatura una unidad didáctica referente a un conflicto armado o social, relacionado con la materia.
    • Dedicando 5 minutos al comienzo de la clase, una vez por semana, a comentar la noticia de un conflicto armado o social de actualidad, para facilitar la comprensión de sus causas y consecuencias, los principales actores implicados en él, el proceso del conflicto, etc., y estableciendo la relación con el modo de resolver los conflictos en el aula.

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