Entendemos por construcción de paz el «conjunto de medidas, planteamientos y etapas necesarias encaminadas a transformar los conflictos violentos en relaciones más pacíficas y sostenibles» (Lederach, 1997). Consideramos, pues, que es el conjunto de acciones destinadas a favorecer una paz duradera, independientemente del momento en el que se aplican (si es antes, durante, o después de un conflicto armado).
Podemos distinguir tres tipos de medidas de construcción de paz:
• Aquellas que intentan limitar el impacto de la violencia armada y de sus consecuencias más directas. Estas medidas pueden comprender desde acciones para aminorar el sufrimiento de la población civil debido al conflicto armado, a proyectos de desmovilización de soldados, pasando por cortar las fuentes de financiación o la posibilidad de adquirir armas de los actores armados;
• Aquellas que van encaminadas a construir una paz duradera: aquellas que actúan sobre las causas que llevaron al conflicto armado. Estas son las medidas que deben considerarse a más largo plazo, y que incluyen temas como reforzar la democracia del país, alcanzar unos niveles sostenibles de desarrollo, garantizar el respeto de los derechos humanos, etc.
• Aquellas que facilitan los medios para hacer posible una transformación noviolenta del conflicto: dar herramientas a la población para resistir a la violencia, crear canales de diálogo entre partes enfrentadas, apoyar iniciativas civiles de paz, etc.